lunes, 7 de febrero de 2011

234 años de poesía en el museo de la Ciudad



Max Rojas: Lo amante es lo terriblemente cruel/que no hay manera de entenderlo.

Norma Bazúa: Con qué jugar a hacernos de palabras.

Enrique González Rojo: El poeta sabe que las palabras/ montan guardia sobre las cosas.

El día viernes 14 de enero de 2011, a las 17:00 horas, dentro del marco del 1er. Festival de Nuevos Públicos, en el Museo de la Ciudad de México, transformado para esta ocasión, en un confortable y amplio espacio cultural, ubicado en Pino Suárez No. 30, Centro Histórico, se celebraron 234 años de poesía con la presentación de los poetas Max Rojas, Norma Bazúa y Enrique González Rojo bajo el auspicio de la Editorial Verso destierro y la moderación de Adriana Tafoya.

Los poetas citados recibieron un homenaje y reconocimiento como representantes de una generación que contribuye con su experiencia y práctica de la poesía a mantener activa la tradición literaria mexicana, además de establecer una postura solidaria y abierta con las nuevas generaciones de poetas. Cada uno de estos magistrales poetas leyeron fragmentos de sus obras a un auditorio de cien personas que festejaron y aplaudieron su poesía.



Max Rojas, con una profunda, potente y mesurada voz grave, leyó entre otros, un texto poético sobre el amor, oráculo que en sus palabras devela sabiduría, inteligencia, intuición y experiencia y pertenece a su libro Sobre cuerpos y esferas. (Cuerpos dos):

Amor/conocimiento de lo endeble,/luz mechada/-indescifrable,/sueño siempre al borde de quebrarse/por lo frágil,/por lo etéreo.

Certeza/pero asombro de que leve no se rompa,/soporte amor/aunque en pequeñas dosis,/no borrascas/o furias que se acercan ladrillando/como un terrible vendaval hospitalario.

Tacto,/presentimiento de lo hundible,/lo fugaz,/lo que se va y nos deja mordisqueando lunas que tiritan/o espantos que se asoman al espejo/como un saber que intuye,/que olfatea,/que palpa cada paso pero cae/sin salvación posible.

Saber sobre los cuerpos o, más bien,/intuirlos,/andar a ciegas lo invisible,/entrar en la hojarasca dejada por la bruma,/penetrarla,/hendir el cuerpo amado en el sosiego de la noche,/salir a flote, luego, y absorberlo,/volver a ser siendo en débil equilibrio,/en duda permanente/en riesgo de ruptura,/en inminente construcción de los derrumbes,/los desastres que llegan de improviso/desde lo endeble del amor/-y arrasan,/elevan hecatombes o fracturas demasiado grandes./Amor es fragilidad llevada a los extremos,/conocimiento/(o no-conocimiento, una intuición que parece/que se acerca, pero no, se queda lejos/siempre), un pre-sentido etéreo,/nebuloso,/razón de fuga o miedo,/de silencio,/a veces, de muchísimo silencio,/de maneras de entenderse con la noche/o no entenderse con la noche/pero tampoco con el día,/no entender, simplemente,/perderse en los profundos laberintos/de lo extraño,/la rareza que se instala/y no hay modo de moverla.

Amor es como una extrañación de todo,/Lo hendible no puede conocerse/porque lo que huye no es sino abstracción/ que se olfatea o presiente/la palpación de un hueco,/lo asombroso que es que un cuerpo/esté tan cerca de uno/este tan cerca de uno/y permanezca//-pero lejos/y se convierta en soledad diluida,/sombra amontonada que, al mismo tiempo,/permanece y huye,/se va pero se queda.

Fragilidad extrema de lo endeble./Amor puebla los huecos pero, después,/despuebla lo llenado,/induce al crecimiento del vacío,/permite arder los cuerpos ardorosos/pero, también enfriarlos,/carne o hielo,/tentación que quema o congela,/duda en que se zozobra de un modo arduo/(la intuición no siempre intuye lo correcto,/se equivoca con frecuencia),en realidad, conocimiento escaso del amor/o nulo.

Lo amante es lo terriblemente cruel/que no hay manera de entenderlo,/lo bellísimo,/lo fugaz que es inasible por corpóreo/(tan titubeante lo corpóreo y su conciencia estremecida por la duda).

Mujer que duda,/ que se sacia entre las dudas que el amor plantea/como esqueleto frágil que duda entre volver/a lo carnoso o mantener su condición frágil esqueleto,/suspenso en tiempo frágil,/que se quiebra o suena a que se quiebra/pero sigue en su oficio temporal/royendo cosas, corroyendo objetos,/materiales varios/mecanismos que mueven artilugios,/cuerpos que se van, desaforados, en busca de su sombra,/ Conciencia de lo escuálido pero feroz/ del tiempo,/de lo infinito en repliegue a lo finito/que se angosta,/reduce su tamaño hasta ser nada,/lo repleto recientemente estructurado/que pierde su estructura en forma rápida, amor que se convierte en desamor/y frío.

Conocimiento que no conoce nada,/que divaga/y se funde en lo confuso del espíritu,/se escabulle a su objeto y se pierde en conjeturas,/ama pero no sabe por qué ama o para qué se ama,/cómo y a quién ama/tampoco por qué no ama/o cómo perderse en el amor/o cómo encontrarse,/ cómo volver al sí después de estar salido,/ser afuera,/ regresar adentro,/libre/o preso,/vacío pero colmado,/en la plena ignorancia de no saber amar pero querer amar y ser amado/ o amar y no ser correspondido,/establecerse en el naufragio/y ser naufragio,/cuerpo ahogado en la frialdad que abunda en los espejos,/desgarrón constante o suavidad que se desgarra/abruptamente,/luz ansiosa que se apaga/por no saber en donde colocar el fuego.

Amor,/ conocimiento de lo endeble,/ de lo frágil,/ fondo bajo el dominio de una forma inmaculada/ que fue y quedó en cuerpo como la concreción de ser/lo meramente sido, lo inestable/como una vieja construcción que acaba/por venirse abajo.

(Amor es levedad bajo un montón de ruinas.)



Norma Bazúa, con afabilidad, relató: “en mi juventud cifré mucho de mi preocupación en lo que es la palabra y el diálogo, por lo que elegí para leer poemas de mi libro Boceto para un palabrario, un libro que pretendo volver a publicar”, expresó que en ese libro depositó mucho de su vocación pero, prácticamente pasó a la historia, a las bodegas. Compartió algunos poemas lúdicos respecto a la creación literaria:

Cada momento advierto que te tengo apalabrada.

Cada momento advierto que te tengo apalabrada/para un intento de irnos de la mano hasta la voz/-vocalizada-con que pretendo el canto/contra el vociferío el vocinfierno/tengo el vocinglero anuncio de las luces.//Estos momentos son/aún los perdidos para decir o desdecir los órdenes geométricos/que juntas hemos de nombrar-lo único que justifica mi temporal destino/vaciado en moldes para galletas de estrellas/de bestiezuelas planas/de flores retorcidas de pastillaje./Con qué jugar a hacernos de palabras/acompañadas de un buen té/y una bandeja nueva./Qué ha de ser el tablero convenido.

¡Cállate la boca maldita hablantina!

Hablo cuando no escribo/Por esto le digo siempre a la palabra/en privado con mucha discreción/ ¡Cállate la boca maldita hablantina!

No se asombre de luz cuando la suelto de la mano.

Mi querida doña Barba Azul/señora de horca y cuchillo/de castillos y mazmorras/de oscuridades y cadenas/yo a usted la respeto./aunque con frecuencia la agarre del cinturón de castidad/la tire por la ventana de la torre mayor/para que se pasee extramuros/conozca el lodo y las lombrices/y uno que otro dolor de paridora de soles//Para que no se asombre de luz/cuando la suelto de la mano.”




Enrique González Rojo leyó enérgicamente, los poemas Románticos, Poeta y campesino, Elefante y Sentidos, de su libro Poeta en la ventana, transcribo el poema Romántico, un poema con una gran belleza, que resplandece por su sentido crítico y profunda honestidad, aplicados a si mismo, y el poema Poeta y campesino que habla sobre la génesis de la poesía:

Romántico.

Los poetas románticos que sobreviven/ usan cuatro instrumentos:/un frasco de tinta/ una pluma/una hoja de papel/ y un pañuelo,/ el uso del pañuelo es así:/lloran constantemente sobre de él/ (como desconsolada nube),/ lo exprimen,/ hasta hacer un charco,/el cual meten en un pequeño frasco transparente,/ luego mojan la pluma en el frasco de tinta/y se lanzan a su faena:/ envolver lugares comunes/con papel celofán/o esperar que el plenilunio/se coloque en forma de corazón/ a la mitad del cielo.// Sacan multitud de adjetivos / a pastar en la página./Echan mano de la onomatopeya/para que sus gemidos/ puedan escucharse./Son patéticos./Escriben con muchas admiraciones/como si quisieran ponerles centinelas/a su cursilería./Dan lástima/ pero, como los envidio/cuando siento en mi pecho palpitando,/la inmarcesible huella que dejó/cierto episodio/ y mis palabras se hayan arrumbadas en el último rincón de un silencio/ inteligente, superior y frío.

Poeta y campesino.

La semilla es una promesa,/un ahora preñado,/un “espérate un poco,/no comas ansias: ya vendrá/el día en que se despliegue y haga mundo/esa pizca apretada de futuro”.//El campesino la toma en la palma de su mano,/la manosea,/la recorre de lado a lado/(como quien escudriña el mecanismo de un portento),/la arroja al surco,/a la gleba que se mueve con redondeces de madre,/le construye un útero de polvo,/y valiéndose de la sólida/argumentación del agua/convence a la tierra hacerse lodo./La semilla corre a germinar/a gritarse espiga,/a decir su nombre cuando el sol/hace añicos la tela de azabache./El poeta sabe que las palabras/ montan guardia sobre las cosas./Qué cada vocablo huele a diferente/terrón de tierra./Decir “la palabra es una simiente”/no es una metáfora,/sino el lastre de una realidad de todo globo./El poeta agarra con la mano una palabra/como mosca al vuelo./La guarda en la bolsa de su blusa./La paladea/La arroja a la página en blanco,/la riega de miradas/y se hinca de rodillas a la espera/de que la inspiración rinda sus frutos./Bajo un cielo tachonado de luces/y bajo los auspicios/de una turbamulta de ángeles/que alocadamente/se transforman en viento/el campesino ve/el poema dorado de su espiga/y el poeta/la espiga musical de su poema,/y se saben hermanados,/por el hágase la luz humilde/que brota de la punta de sus dedos.

En la presentación, se exhibió el cuadro 7.8 grados en la escala de Mercaly. Agosto de 1990. Oleo sobre tela, de 120 x 100 cms., del pintor Felipe Gaytán

Al concluir el evento, Cristina Freyre, directora del Museo de la Ciudad de México, entregó a los extraordinarios poetas un reconocimiento y el público los despidió con una cerrada ovación.

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