lunes, 29 de noviembre de 2010

Imposibilidad de la muerte


Porfirio García



Poesía eminentemente lírica la que nos entrega en este poemario de título engañoso, la maestra Bazúa. Poesía que es un pretexto para la reflexión y para la queja, pero principalmente para el recuerdo y la nostalgia (dice refiriéndose a ella misma en “El sol le dio en la frente”: “les juro que de su corazón frágil/ tengo pruebas contrarias/ A pesar de todas sus nostalgias”), pero ¿nostalgia de qué? De lo ya vivido, por supuesto: de “La tierra de jolgorio” que “tenía conciencia desde el amanecer”, es decir de su tierra natal; de su familia integrada por el padre, la abuela y seis hermanos vivos, de ella misma que fue la sexta de un total de diez y que ocupó lugar entre dos hermanos muertos, del doblez de la caricia que la originó y hasta de su nombre propio, Norma, que rige como una ley t del cual dice:

Cumplir sin remedio la palabra clara

y los besos resueltos

para gritar de amor en el desierto.

Dije antes “poemario de título engañoso” porque Aprender la muerte, que bien podría ser con h intermedia Aprehender la muerte, pareciera indicar que la autora busca atrapar en efecto la esencia de la muerte, convencerse de que está ahí y no temerla, acostumbrarse a ella hasta conquistarla serenamente, pero resulta que el libro está sobrecargado de vida, tanta como cabe en el recuerdo de alguien,, pero también tanta como ese alguien puede originar con sus reflexiones, sus exclamaciones, sus sentimientos, sus proyectos. La muerte, si bien es una presencia constante, nombrada con regularidad, resulta un elemento secundario que si bien motiva miedo (como la autoría misma confiesa al final del poema “Nacida del doblez de la caricia”, donde dice: “Quedo latente en ese pez con miedo al agua/ que hoy se iguala con el miedo a la muerte”) sucumbe sin embargo, ante tanta vida, tanto asombro, tanta satisfacción que la antecede, ante la vida, en fin, que “Dios depositó… bajo sombras prenatales” según reza el poema “En cordón oculto”.

La autora es el personaje principal del libro, y del recuento que hace de ella misma se va dando, de manera natural, sencilla, coloquial, un tipo de poesía breve, auténtica, contundente y efectiva; sin abundancia excesiva de recursos, pero con los indispensables, aquellos que, como la metáfora –más que la comparación-, la prosopopeya, un toque mínimo de exageración y una precisión efectiva en el uso de los adjetivos (así como el manejo natural pero preciso del ritmo) dotan a sus versos de un dinamismo natural, de una capacidad innata de decir cosas exactas que provienen de la evocación y del futuro, aunque también de sugerir ideas, imágenes, ambigüedades que se disparan en diferentes sentidos. Todos, como podemos ver, recursos vitales, es decir, que dotan de vida a esta poesía joven nacida de una tradición literaria que cubre ya varios siglos. Veamos algunos ejemplos concretos que me parecieron destacables por su precisión y su belleza:

Hablando de ella misma produce, entre otras, las siguientes metáforas:

· Tierra que se rindió a la espiga

· Huracán para limpiar el viento

· Corazón de vidrio

Otras ejemplos serían:

· saurio del instinto (el instinto es un saurio)

· La vida es a veces sólo reflejo, reflujo para seguir

· besos de niebla

· fuero del amor humano

· Hoy más que nunca (el hombre) es grano de sal de los océanos y mendrugos de pan…

Veamos algunas Prosopopeyas recordando que consisten en…

· Y las mañanas dejaban llegar nostalgias

hasta la orilla misma del recuerdo.

· La palabra con luz de sol filtra por la frente su goteo de oros

· robo azúcares al recuerdo

golosinas de adverbios a hurtadillas…

· Entre tantos espacios oscuros sobre el papel/ mi nostalgia no encontraba acomodo.

· balas perdidas/ desprendidas del corazón de los impíos.

Hipérbole

Volvió entonces la vida a inventarme una diaria despedida

Incapaz de cercanías/ recorro la casa en asalto brutal de soledades

El llanto lo borra todo

Sufro todavía ante el exterminio del hombre por el hombre

Adjetivación:

· barajas cansadas

· ojos líquidos

· esqueleto abandonado

· sucia persistencia, carta amarga, jugada adulta, alto brutal, mano ciega, etc.

· pegajosa sequedad de la noche

Para seguir, concluyamos mejor invitando al público a que se aproxime a la poesía fresca de Norma Bazúa, quien le ha pedido a Dios tiempo para corregir errores y él, evidentemente se lo ha concedido, le ha permitido conservar sus “amores entre los recuerdos” y originar como una penitencia sacra, como una maldición divina, escribir obligada y permanentemente poesía de muy buen nivel, poesía necesaria

antes de aprender la muerte

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